El problema no son las cosas que no dependen de ti como tal. El problema es cuando pones tus esfuerzos en cambiarlas.
Imagina, como en la imagen de arriba, que intentas mover una piedra inmensa. ¿Ya lo imaginaste? Seguramente te lastimarías las manos, terminarías agotado y sin conseguir nada.
No es que sea imposible mover la piedra, es que no depende de ti. A veces en la vida estamos sujetos a la decisión de alguien más, a una circunstancia imprevista o que simplemente no nos compete cambiar.
Sin embargo, no significa que haya que rendirse o resignarse. A veces simplemente tenemos que soltar y poner nuestros esfuerzos en aquello que sí podemos cambiar.
Un evento natural como un terremoto, una enfermedad o alguna cosa que sale de nuestro control.
Prevenir eventos así no es posible, lo que sí es posible es decidir cómo afrontamos estas realidades.
Dejando ir lo que sale de tus manos te librará de una carga en tu cuerpo que puede estar provocando estrés y dolor.